Salir de clase con una sonrisa en la cara.

Hoy por la mañana he dado clase para un grupo de 9 personas en la Avd. Faria Lima. Este grupo está formado por alumnos de todas las edades y posiblemente sea uno de los que más me guste dar clase.  Siempre voy hasta allí con mucha disposición y ganas de que aprendan pero por favor, no os creáis que no hago lo mismo con los otros alumnos,  todos son importantes para mí, solo que este grupo está formado por personas que tienen mucho mérito.  Tienen mucho mérito por el hecho de que hay mujeres creo que de unos 70 a 80 años que están estudiando un idioma, que a mi modo de ver y para le edad que tienen (CON TODO EL RESPETO DEL MUNDO) es un poco difícil.  Pero no es un poco difícil apenas por la edad sino porque cuidan de los nietos, les llevan al colegio, estudian castellano, francés e informática.  

Una de estas mujeres se ha quedado viuda y tiene una hija y una nieta. Su residencia está lejos de la ciudad y todas las responsabilidades que podamos tener cualquiera de nosotros las tiene ella también y según me cuenta lo lleva bastante bien y lo lleva con su coche de un lado para el otro junto con la amiga que viene con ella a clase para después irse a tomar un café... ¡ ¡ ¡GENIAL !!!

Pues bien,  hoy explicando la conjugación de los verbos en presente de indicativo, solamente las formas regulares,  mientras escribía en la pizarra escuchaba una voz que iba al unísono repitiendo todas las terminaciones de cada conjugación:

And-o

And-as

And-a

And-amos

And-áis

And-an

Me di la vuelta y veo a esta señora  con una sonrisa maravillosa que me dice: “perdóneme profesor,  pero es que me gusta mucho estudiar y los verbos todavía más”.

Pensad conmigo…¿¿¿no es sensacional que una persona de esa edad tenga la energía, capacidad, ilusión, empeño y sed de aprender todo lo que no pudo, quiso o no consiguió aprender antes???

Cuando acabó la clase no resistí y la dije: HOY USTED ME VA A HACER SALIR DE CLASE CON UNA SONRISA EN LA CARA.